SE TE OLVIDA…

Se te olvida lo que mereces. Te pasa a menudo. Te mereces que te quieran cada día como si acabases de estrenar la vida. Te mereces que no duela. Recibir besos sin pedirlos. Y abrazos largos y profundos cada día; cada noche. Te mereces que te atraviesen con palabras -que te vistan- y te desvistan. Con deseo. Te mereces una lengua que no mienta y se quede sin aliento por probarte. Te mereces que te admiren, te miren y se queden sin tu pedirlo. Te mereces mil tormentas en la piel. Y un naufragio de sol dentro de ti sin deseos de volver a puerto seguro. Te mereces que se pierdan en tu mirada y no te suelten de la mano. Que inventen cielos y vientos para tu vuelo. Que no tenga entre sus manos mejor bandera que una sábana blanca alrededor de tu cuerpo.

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A MI MANERA.

A menudo, hay gente que confunde la bondad con estupidez. El no querer entrar en guerras -que siempre son estériles- con luchar por lo que sí merece penas y alegrías. Qué desgaste permanecer junto a personas que siempre encuentran razones para separar, pero no motivos para celebrar. Hay quienes se equivocan creyendo que no querer conflictos es lo mismo que no enterarnos de nada; cuando la verdad, es que nos damos cuenta de todo; otra cosa es que nos compense sacar los guantes de boxeo para pelear con la vida, solo por que ellos piensan que debe ser así. Cuánto trabajo aprenderlo y qué alivio nos queda cuando “recalculamos” y dirigimos nuestro objetivo hacia dianas, que como estrellas, iluminan y guían el trayecto hasta destinos donde nuestros sueños nos esperan. Los consigamos o no, sabemos que esa persona en la que nos convertimos en cada intento, es el verdadero premio en la meta. Y a mi manera te cuento y te canto, te escribo y te leo. Planto flores y te las regalo. Descorcho mi vino y brindo contigo. Así sabrás, que cuando me calle y sonría estaré en paz conmigo. Con la vida.

A mi manera.

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TU AUSENCIA.

Me atraviesa nuestra ausencia. Rayo que me ciega y llena de estrellas mi vientre; te busco en cualquier persona sin encontrarte. Quizá no te has ido y me extrañas en miradas ajenas -en pieles que abrigan tu cama- en sonrisas que cruzan la tuya. Trae calma a tu vida mi presencia, como siempre. Mis manos escriben historias y tú me observas al desnudarme. Necesito tus palabras como tu mis silencios. Dime que me buscas aún sin saber dónde encontrarme. Cuéntame que al caer la noche cierras los ojos y me abrazas en la distancia; creas con tus dedos galaxias sobre mi ombligo, tal como hacías. Hoy me atraviesa tu ausencia. Y me duele no tenerte, tanto como a ti quererme.

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TE MERECES.

TE MERECES.

Se te olvida lo que mereces. Te pasa a menudo. Te mereces que te quieran cada día como si acabases de estrenar la vida. Te mereces que no duela. Que recibas besos sin pedirlos. Y abrazos largos y profundos cada día; cada noche.

Te mereces que te atraviesen con palabras que te vistan; y miradas que te desvistan. Con deseo. Te mereces una lengua que no mienta, pero se quede sin aliento por probarte -dentro y fuera-. Te mereces que te admiren, que te miren y se queden junto a ti sin pedirlo.

Te mereces mil tormentas en la piel. Y un naufragio de sol dentro de ti sin deseos de volver a puerto seguro. Te mereces que se pierdan en tu mirada y no te suelten de la mano nunca; aunque estés lejos. Te mereces que te besen el alma… sin tapujos.

Que se enamoren perdidamente de ti, y aún sabiendo que les va a doler, se queden a tu lado. Mientras, descubren que probarte, mirarte, tenerte, olerte, escucharte, es tocarles la maldita loteria.

Todo lo demás, no te vale.
A demasiadas cosas…
le llamamos amor.

______ ✒️ Rosa Vidal Ross
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SOY LA EXTRAÑA.

«Soy la que extraña a los que ama y la que olvida a quienes la olvidaron, la que se rompió como un cristal cuando la vida le dio de lleno la peor pedrada.

Soy la que no sabe de rencores, la que se enoja fácil y se desenoja más fácil pero no pierde la memoria. La que se preocupa por todos porque todos los suyos son un pedazo de si misma.

Soy la lluvia calma cuando las ausencias inundan los ojos y también soy la tormenta que se puede desatar en un suspiro.

Soy la que ama, más allá de ella misma sin importar cuanto amor hay del otro lado de la acera pero que está aprendiendo a distinguir quién si, quién no. Y quién nunca. La que ve más allá de las máscaras por mucho que se quieran disfrazar.

Soy la que la vida forjó a fuego y golpes como el acero de las espadas. Soy la que sostienen las raíces aunque le hayan nacido alas.

Soy la noche con sus secretos y el día con su luz, el invierno que da paso a su primavera porque la vida no es un invierno eterno y aunque no queramos verlas llegarán las flores.

Soy quienes me amaron y quienes no lo hicieron, quienes me tendieron la mano cuando no lo esperaba y la mano que nunca llegó pero creí que estaría ahí para mi cuando la necesitara.

Soy fiel a lo que siento, a lo que vivo, a las emociones que corren por mis venas. No soy lo que todos quieren, ni lo que todos esperan; soy la que pocos conocen y menos comprenden.

Y por encima de todo soy la que confía en los demás como principio, la que ama como razón de ser, la que intenta dar lo más bonito a aquellos que cruzan la vida”.

Mientras despeinas mi cama…

Tú, haz la maleta. Mete en ella, risas y tus secretos -los pequeños cielos y grandes infiernos- escondidos en tus bolsillos.
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Mételo todo. Azules días para cubrir días grises.
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Quédate a solas. Sin ruido. Te miro -de reojo- e invento palabras y cosas – ya inventadas- solo para hacerte reír.
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Tú, siente. Deja a las emociones que honestas, sean -cuando tú no lo seas- que tus sensaciones guíen y enciendan farolillos rojos, en noches sin boca ni luna.
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Enciende estrellas, mientras te desnudas.
Enamórate, tantas veces, como el milagro sople de nuevo en tu nuca. Y te acaricie.
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Tú, entra de lleno. No a medias, ni por tramos. No con prudencias o recelos. Entra, como lo haces en el mar, una calurosa tarde de julio. En agua caliente de ducha, una fría mañana de febrero.
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Tú, ama. El amor no se explica.
No se entiende ni planea.
No se negocia ni averigua.
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Te enamoras hasta las trancas,
la médula, el cielo… o no te vale.
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Tú, baja cremalleras de deseos escondidos.
Abre ventanas y vestidos.
Sube persianas y miradas.
Levanta cortinas y faldas.
Rompe camisas y ropa interior.
Despeina camas y deja que despeinen la tuya.
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Tú, vacía la maleta y saca lo -más bonito- que llevas.
Déjalo en otros. En otras.
Te lo digo yo, que lo voy a dejar en ti.

_____________________________ Rosa Vidal Ross

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Si se te olvida algo…

Si se te olvida algo, que nunca sea decir te quiero. Si dejas de hacer algo, que nunca falten abrazos. Recuerda llenar de besos el espacio que te rodea -como ave fénix que renace en su propia hoguera- a veces, no necesitamos que nadie prenda incendios en nuestro cielo, que nos bastamos solos para crear otoños donde tocan primaveras. Da un paso atrás para tomar distancia -como flecha que antes de ser lanzada recoge la fuerza del viento- y sigue -con la mirada serena y la sonrisa de medio lado- allá donde te quieren porque si, como única razón posible. Que los lugares son hogares solo por las personas que allí plantan arroz y flores. Guarda estrellas y prende cigarrillos que iluminen tus noches de luna rota; descubrirás que tras ellas siempre amanece. Tener fe en tu dios -sea el que sea- abrirá ventanas entre tus muros de piedra. Si se te olvida algo, que sea mandar un whatsaap, comprar un viaje o escupir al cielo. Pero que nunca sea decir te quiero. Ser buena gente y dar amor llenará de azules la despensa del alma.

_______________________________________________Rosa Vidal Ross.

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Te imaginaba.

Aparecen cuando no los esperas. Yo sé que existen. Llegan y cambian el rumbo de tu vida. Están ahí en algún lugar -con su vida y con sus planes- un día cualquiera, cruzas tu mirada con la suya; intercambias una conversación y sabes que nada volverá a ser como antes. Los ves y sabes que son ellos y ellas. Aparecen y lo cambian todo para siempre.

_____________________________Rosa Vidal Ross
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Desnudarte como tarro de mermelada.

De repente sucede.
Te abandonas a esa persona que
como brisa cálida
e inoportuna te envuelve.
Tu imaginación juega a inventarse 
cómo sería estar tan cerca
que miradas no pudieran encontrarse
y labios quieren probar labios
-como manzana entre los dientes-
mordiscos que piden un poco más;
y más…

Como agua de mar se adhiere
a la piel dejando rastro
de caricias blancas de sal
haciendo vestidos que desnudar
usando estrellas como linternas
bajo la ropa interior… que vuela.

Personas como planetas inhabitados
donde quedarse a vivir
por la eternidad de un día
parando relojes, arrancando soles
a cambio de lunas crecientes
sábanas menguantes
sobre cuerpos erectos
como mástiles de barcos sin rumbo.

Canciones canallas
pegadas a lenguas
que destapan ropa
como tarros de mermelada
untando dedos que inventan trayectos
en pieles perdidas que
lunares guían
hasta paraísos sin banderas blancas.

Porque hay guerras sin ser batallas
que atraviesan campos de pecas
estallando besos contra saliva
cuerpo contra cuerpo
sin que haya ganadores ni vencidos.

Aparece esa persona
y pone tu vida patas arriba.
Y eso acojona.
Pero no existe en el mundo
sensación parecida.

______________________________ Rosa Vidal Ross
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