Te felicito si abandonaste la costumbre de suponer y le has tomado el gusto a preguntar; aunque ello suponga que te van a partir el corazón en pedazos.
Bien por ti si dejas mesas con manteles de lino y vino guardado por años y decides que manteles de papel -en compañía de quien te hace reír- bien merece un brindis, aunque sea de la botella de vino abierta, -ni se sabe desde cuando- en la nevera.
Bravo por ti, si te has cansando de los puntos suspensivos de otros y ahora pintas puntos finales.
Felicidades, si has sido capaz de abrir ventanas donde otros te cerraron puertas y descubres que las ventanas también son puertas con infinitos paisajes que ahora pintas tú cada día.
Olé por ti, si de cada naufragio has conseguido reunir madera suficiente para que tu velero viaje lejos -allá donde te reciben con amor- aunque seas polizonte que viaja con lo puesto.
Enhorabuena si estás aprendiendo todavía lo que no quieres y llevas la frente alta, la lengua larga; la sonrisa en los ojos.
Si tienes ideales y por ellos luchas; si en tus batallas pierdes, pero te vuelves a poner en pie y en las derrotas renuevas la piel y el alma.
Ya sabes que la victoria es lo que te acompaña cada vez que respiras y miras de frente a los demás.
Felicidades, si has tomado el camino difícil y sabes que pagar un alto precio por venderte nunca es suficiente recompensa.
Que no existe mayor regalo que desnudarte con la ropa puesta.
Que la elegancia más valiosa se lleva en el corazón; que la clase tiene que ver con sencillez; con ser una persona auténtica, aunque tengas que salir al mundo pobre como una ratica y vender tu anillo de boda, e ir a Mercadona para llenar la nevera.
Te felicito, si digan lo que digan tu crees en el amor; en que es posible ese cruce de caminos donde todo tiene sentido. Ya no necesitas tantas explicaciones; quieres hechos que lo demuestren todo.
Si has aprendido que dignidad es serte fiel y no vivir la vida de los demás o esperar que vengan y vayan a su merced según les sople el viento.
De las piezas rotas, de los remiendos, de las caídas, nacen piezas preciosas y únicas; más hermosas que cualquiera que te mire desde la estantería del museo más importante del planeta.
Porque no conozco gente más bonita por dentro que la que toca fondo perdiéndolo todo, dan un golpe en el suelo y salen a la superficie como si volvieran a nacer.
Felicidades si confías y lo intentas; eso es de valientes. No intentarlo… créeme, se convertirá en silencios que harán ruido durante toda tu vida.
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