Si me olvido de sonreír, recuérdame que en algún lugar de mi memoria prometí no dejar de hacerlo nunca. Y si un día decido no seguir viajando a paises sin nombre, recuérdame que prometí no dejar de hacer fotografías, aunque mis paisajes se pinten en blanco y negro. Que mis maletas son pequeñas porque mi equipaje esencial, va facturado entre los pespuntes de mi corazón.
En cada una de sus cicatrices, hay un nombre; una historia y la esperanza, de cada una de las personas que me acompañan en cada una de mis travesías. Recuérdame si dejo de creer en mi, que en cada estación que cruza mi alma, encontraré nuevas alegrías y deseos de que mi viaje sea único e irrepetible. Recuérdame la vida, si se me olvida vivir. Recuérdame la memoria de mis sueños, si se me ocurre morir de realidad.
Rosa Vidal Ross © Copyright 2015
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