Aparecen en nuestra vida. Son personas -océanos profundos y serenos- en las que deseas perderte. Llevan en su sonrisa un huracán de emociones que, inevitablemente, te contagian. Son escenarios en los que nunca sabes, al subir el telón, que improvisada obra van a poner ante tus ojos ante tus ojos, así desnudarán tu alma.
Son como un libro exquisito que por siglos fue guardado, ahora al desvanecerse el polvo de sus tapas, te invita a ser el protagonista de tu propia la historia. Son seres especiales, hechos de estrellas de agua por dentro; de brisas de alegrías por fuera. Personas que traen nada en sus bolsillos, todo en su corazón y es todo lo que te dan. Sentirás que los conoces de siempre, de toda una vida, o más allá de ellas.
Te las encuentras y te encuentran; parece que siempre las estabas esperando. Cuando las sientas cerca, deja que todo ocurra sin preguntar como ni porqué están aquí. Como vienen se van, tal como llegan, sin avisar, se marchan sin despedidas. Dejan para siempre en ti, las huellas del amor y la amistad tatuadas en algún lugar de tu memoria.
Quiérelas tal como son, van a dejar en ti, lo más hermoso que han aprendido en su camino. A parecen en nuestra vida y como un inmenso océano nos envuelven para siempre. Personas que vienen de la oscuridad y aún así, iluminan la vida de los demás.
Si estamos hechos de aquellos que nos han construido y luego nos han roto; ellos recogen nuestras piezas. Nos ayudan a volver a ser.
Rosa Vidal Ross © Copyright 2015