Hasta que supe de nosotros.

No puedo adivinar
si en algún momento llegarás a comprenderlo todo.
No tengo capacidad de jugarme a una sola carta
el resultado del juego que llevan tus manos,
pero si quizá el que se enreda en tu alma
que anda perdida, una vez más.
Sería valiente por mi parte asomar a las caricias
que dejaste envueltas en los pliegues de mi risa,
pero se me hace duro pensar que fueron mentira.
Las tuyas.

Cómo crees que le puedo contar a mi cuerpo
que todo lo que escribiste bajo mi ropa
no tiene nada de verdad.
Dime donde guardo la ruta que escribiste,
que desde tu boca hasta mis lunares,
inventó un trozo de mundo nuevo
-ahora roto en mil pedazos-
entre una botella de vino
y mil estrellas locas como tu y yo.
Eramos nosotros
con tormentas y veranos.
Tenemos pendientes para coser
a tus pantalones y a mi falda italiana
el amor que sigue existiendo
y no se muere
por más que lo ahogo cada vez que respira.

Volveremos a coincidir en algún lugar absurdo
donde nuestros ojos no sean ya capaces de evitarse
y la fuerza sólo sirva para ser vencida
porque escribir de amor a dos bandas
nos ha enseñado que es imposible olvidar
lo que nace inolvidable.
Porque nuestras voces -al otro lado del teléfono-
componen noches rotas e imprevisibles
trazan mapas sobre fuego y agua
erizan pieles en busca de tesoros
entre mis pechos y tu mirada.

No puedo adivinar el futuro
pero si hacer tres nudos al presente
para que busque y me devuelva
la caja de planes y caricias;
inventos y carcajadas,
que como un perro perdido
ladra cada noche sobre el teclado de mi ordenador,
bajo mi lamparita de deseos no cumplidos.
Creía no saber de magia
hasta que supe de nosotros.

______________________________ Rosa Vidal Ross
Copyright

Los viajeros.

Continuamente escuchamos frases hechas que nos dan claves sobre como vivir nuestra vida. Algunas nos dan pistas sobre que cuestiones son de vital transcendencia en nuestro día a día. Leemos textos con los que nos identificamos y sabemos de filosofías que son afines a la nuestra. Pero llega un momento en el que vivimos algo determinado que nos hace ver con absoluta claridad qué es «lo más importante de nuestra vida» -lo realmente esencial- algo que impregna de luz nuestros más oscuros secretos y sabemos con plena conciencia que no hay nada que ayude más en nuestro viaje, que ser de verdad. Vulnerables, débiles, indecisos, cambiantes, incongruentes. Pero auténticos.

____________________________ Rosa Vidal Ross
©Copyright

Romper las normas.

No pierdas la costumbre de romper las normas de vez en cuando. Siempre es necesario ir un poco más allá; es bueno no esperar nada; dejar de hacer planes para que sea la vida quien sorprenda con otros. Desacostumbrarte, desaprender, hacer lo que sientas -aunque te cueste situaciones y personas- salir de lo “normal” y ver que encuentras y a quien, cuando decides desafiarte e intentar descubrirte.

____________________________ Rosa Vidal Ross
©Copyright

Te imaginaba.

Aparecen cuando no los esperas. Yo sé que existen. Llegan y cambian el rumbo de tu vida. Están ahí en algún lugar -con su vida y con sus planes- un día cualquiera, cruzas tu mirada con la suya; intercambias una conversación y sabes que nada volverá a ser como antes. Los ves y sabes que son ellos y ellas. Aparecen y lo cambian todo para siempre.

_____________________________Rosa Vidal Ross
©Copyright

Desnudarte como tarro de mermelada.

De repente sucede.
Te abandonas a esa persona que
como brisa cálida
e inoportuna te envuelve.
Tu imaginación juega a inventarse 
cómo sería estar tan cerca
que miradas no pudieran encontrarse
y labios quieren probar labios
-como manzana entre los dientes-
mordiscos que piden un poco más;
y más…

Como agua de mar se adhiere
a la piel dejando rastro
de caricias blancas de sal
haciendo vestidos que desnudar
usando estrellas como linternas
bajo la ropa interior… que vuela.

Personas como planetas inhabitados
donde quedarse a vivir
por la eternidad de un día
parando relojes, arrancando soles
a cambio de lunas crecientes
sábanas menguantes
sobre cuerpos erectos
como mástiles de barcos sin rumbo.

Canciones canallas
pegadas a lenguas
que destapan ropa
como tarros de mermelada
untando dedos que inventan trayectos
en pieles perdidas que
lunares guían
hasta paraísos sin banderas blancas.

Porque hay guerras sin ser batallas
que atraviesan campos de pecas
estallando besos contra saliva
cuerpo contra cuerpo
sin que haya ganadores ni vencidos.

Aparece esa persona
y pone tu vida patas arriba.
Y eso acojona.
Pero no existe en el mundo
sensación parecida.

______________________________ Rosa Vidal Ross
Copyright

Deseos a la cara y no a las estrellas.

Elijo a los amigos que se quedan cuando el barco hace aguas. Me quedo con los abrazos que no esperas y te salvan la vida. Con los amores que no tienen miedo a conocerte de verdad. Elijo a los que conociendo mis cicatrices deciden estar a mi lado. Me quedo con los que me hacen reír porque mi alegría es su prioridad no una opción. Me quedo con los que piden los deseos a la cara y no a las estrellas. Me quedo con las personas que dan vida a la mía.

______________________________Rosa Vidal Ross

© Copyright

Mujeres del verbo querer.

Me fascinan las mujeres que reconocen en otras la inteligencia, la belleza, la sensibilidad, la capacidad de emprender y comprender; las mujeres que sabiéndose seguras y libres, valoran a otras mujeres sin miedo ni temor a sentirse inferiores. Me enamoran las mujeres que no se casan con nadie a la hora de decir lo que piensan y sienten, que son valientes y se saben más poderosas cuando admiran, demuestran, defienden a otras mujeres. Las que miran de frente sin bajar miradas, sin necesidad de grandes gestas lo dicen todo; con verdaderos gestos de grandeza, pero los que llegan al alma.

Me seducen las mujeres que se enamoran de la vida, de la gente, de las opciones disponibles que – como caleidoscopio en ruleta rusa- se presentan ante sus ojos. Las que dejando a un lado a las trepas y oportunistas prefieren trepar sus propios muros creando oportunidades de éxito. El suyo. Su propio código de lealtades. Las que llevan la sonrisa prendida en la mirada haciendo de sus tropiezos-errores, lecciones magistrales que las convierten en únicas-maravillosas.

Cada día las encuentro en mi camino, sin tan siquiera ellas saber lo que irradian a su paso por el mundo. Van dejando tras de sí -en los demás- un camino de auténtica belleza, la que sobrevuela más haya del tiempo, las circunstancias o las personas que han conocido. Mujeres que saben que cada día tienen por delante un desafío por seguir siendo ellas; otra aventura cotidiana por descubrir.

Esas mujeres ya han aprendido que la verdadera belleza es una actitud y son increíblemente preciosas cuando son auténticas. Mujeres que saben que el valor que se dan es el valor que hacen que los demás vean en ellas. Y se eligen por encima de todo. Vayan donde vayan -a cualquier parte- siempre llegarán siendo “ellas”.

_______________________________ #RosaVidalRoss

© Copyright

Se buscan personas que quieran volar.

Párate a pensar un momento e imagina que estás tumbado en el suelo mirando al cielo. Atravesándolo, aparece una persona sujeta a un ala delta. Las nubes envuelven la escena; comienzan a sonar campanas de una iglesia cercana. Olor a pan recién hecho que más tarde comprarás, pone banda sonora a esa partitura que -sin buscar- ha llegado a ti como caída del cielo.

Te abandonas a lo que ves y sientes…

“Qué valiente o qué loco quien tiene el coraje de hacer algo así…” – Te dices.
“Yo nunca sería capaz de hacerlo”.

Sigue imaginando. Ahora lanzas piedras con la clara intención de “tocar sus alas”, de hacer que caiga al suelo. Ver cómo se estrella con la impotencia que te produce comprobar lo que tú no eres capaz de hacer.

Aunque tú podrás acercarte al lugar donde sonaban las campanas; donde venden el pan que hueles; pasear donde tus pies te lleven.

La persona que está arriba -jugándose el tipo- intentando aprender a volar, llegando a ese mapa de paisajes; solo podrá fotografiar lo que capta su alma. Y tal vez así, llenarla de ternura.

Nunca podrá comprar tu pan, escuchar tus campanas, recorrer tu camino. Aún así, su vuelo esta mereciendo por todo lo que deja de tener. Nunca lanzará piedras desde su cielo a tu suelo. Dejará que ambos paisajes compartan la historia.

Ahora párate a pensar de nuevo. Cada cual elige cómo aprender sus lecciones; en el patio del recreo, faltando a clase, en el último pupitre, en el de primera fila.

O mirando por la ventana; soñando. Volando.

Te lo podría decir desde la rabia,
el rencor, la impotencia,
la tristeza o desde no entender.

Pero te lo digo desde el amor.
Desde la serenidad.

Deja a la gente volar.

_____________________________ #RosaVidalRoss
Copyright