“Prometí no llevar la carga de los rencores, porque hunden el corazón
y quitan la sonrisa.
Prometí dejar atrás a las personas
que tiñen de gris mi mirar,
porque aprendí a entender
que son callejones sin salida.
Prometí llorar cuando lo necesite;
pero solo para no sentirme tan pesada,
porque las lágrimas que no se liberan,
pudren mi paz.
Prometí no soltarle la mano
a mi niña interior,
porque a su lado sé que
no voy a perder la inocencia.
Prometí no silenciarme,
porque las veces que lo hice,
me costó respirar.
Prometí alejarme a tiempo de los sitios
en los que me ahoga estar,
porque me respeto.
Prometí disfrutar más,
porque al fin y al cabo,
la vida es sólo un suspiro.
Prometí mirarme más a los ojos
frente al espejo, contemplarme
y amarme, porque soy mi propio hogar
y lo llevo conmigo a donde quiera que vaya. Ahora y siempre.
Prometí no dejar de escribir,
transformar la palabra en medicina
cuando me enfermo de vanidad,
porque soy humana y real.
Prometí todo esto y mucho más,
porque lo merezco. Porque mi cuerpo, mis pensamientos y mi corazón
están repletos de amor.”
A.D.